Etapas de la adicción:
Primera etapa:
Cambio Interior:
La adicción trasforma a la
las personas de forma permanente, al igual que lo hace cualquier otra
enfermedad mayor. En esta primera etapa la personalidad de quien consume una
sustancia está constantemente alterada y es importante mencionar que cuando
alguien entra en el proceso adictivo puede mantenerse en él toda la vida si no
se busca ayuda para lograr la recuperación.
La adicción va creciendo
generando primeramente un cambio interno antes de alcanzar una etapa
reconocible tanto por quien la padece como por los demás. Se comienza cuando la
persona experimenta un cambio en el estado de ánimo generado por consumo de
alguna sustancia o por conductas adictivas, en este cambio se presenta una
ilusión de control, sentimiento de bienestar e ilusión de perfección.
Las primeras experiencias
de las personas que consumen o realizan alguna conducta adictiva son de gran
placer e intensidad por lo que la intoxicación es profunda, éstas traen con
sigo el descubrimiento de que a través de la relación con objetos o actividades
hay un cambio emocional, lo que se percibe como un alivio realizando así la
ilusión sobre la que se basa la adicción.
El ciclo adictivo que
se vive consta de buscar la ilusión del consuelo constantemente para evadir
situaciones o emociones desagradables, el cuál no se busca con relaciones
interpersonales sino con consumo de sustancias o conductas adictivas, que a su
vez posteriormente del consumo o actividad genera sentimientos negativos
(dolor) y pueden presentarse consecuencias físicas, sociales, familiares,
económicas, legales, etc, lo que lleva nuevamente a tener una necesidad de
consumo o actividad para mejorar su estado emocional.
En esta etapa comienza la
creación de una personalidad adictiva, el "YO" que representa el lado
humano de la persona y el "ADICTO" que es el lado que es transformado
por la adicción. Una vez establecida la personalidad adictiva el objeto inicial
de consumo (alcohol, marihuana, cocaína, etc) deja de ser relevante ya que
puede ser desplazado por otra sustancia o actividad adictiva,
logrando de esta manera evadir cuestionamientos de los demás sobre la
adicción.
Las personas más propensas
de padecer esta enfermedad son aquellas que se les dificulta establecer
relaciones interpersonales saludables, no confían en los demás y muestran
pobreza espiritual (valores, creencia en un poder superior, etc).
La evolución de esta etapa
consta de una pérdida de control que comienza aparecer internamente en un nivel
emocional y racional más que de comportamiento, lo que genera vergueza, aunque
aún no se reconoce la enfermedad, sin embargo la disminución del YO es cada vez
más evidente resaltando así la personalidad adictiva.
La lógica que maneja el
adicto no toma en cuenta el daño generado a los demás sino que pone como su
prioridad el consumo o conducta adictiva. Esta lógica tiene dos funciones:
1.- Mantiene a la persona
aislada y enfocada en sí mismo.
2.- Aleja a las personas que amenazan su relación adictiva.
2.- Aleja a las personas que amenazan su relación adictiva.
Cuando se está en esta
etapa, la persona todavía es capaz de contener la adicción de tal manera que se
dan pocos episodios en los que la conducta esta fuera de control, sin embargo
empieza a desarrollarse una dependencia mental.
Segunda etapa:
Cambio en el estilo de vida:
La conducta de la persona
adicta es cada vez más evidente y las consecuencias negativas son cada vez más
frecuentes, facilitando que lo demás noten la presencia de la adicción. En esta
etapa se comienza a desarrollar una dependencia conductual.
Los comportamientos se van
saliendo lentamente de control: se empieza a mentir, manipular, alejar,
culpar a otros y tratar como objetos a los demás. Los familiares se encuentran
en una confusión ya que se odia a la adicción y se ama a la persona que la
padece.
A través del aumento de la
personalidad adictiva se pierde la capacidad de influir en los propios
pensamientos y conductas, dando lugar a un vacío espiritual (pérdida de
valores, falta conexión con los demás y con un poder superior) ayudando a
fortalecer la enfermedad.
Tercera etapa:
Rompimiento de vida:
Se le llama de esta manera ya
que existe un punto en el que la persona se derrumba: emocional, mental,
espiritual y físicamente por la tensión y el dolor que provoca la adicción, es
aquí donde la personalidad adictiva toma el control total sobre la persona y su
ambiente.
Se producen sentimientos de
rabia, soledad, vergüenza e incluso se llega a considerar intentar quitarse la
vida. En esta etapa es imposible desprenderse de la adicción por sí mismo, se
desconoce un estilo de vida diferente por lo que se está condenado a vivir de
esta manera al no adoptar nuevos hábitos en su vida.
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