domingo, 26 de mayo de 2013

Etapas de la adicción:

Primera etapa:

Cambio Interior: 

La adicción trasforma a la las personas de forma permanente, al igual que lo hace cualquier otra enfermedad mayor. En esta primera etapa la personalidad de quien consume una sustancia está constantemente alterada y es importante mencionar que cuando alguien entra en el proceso adictivo puede mantenerse en él toda la vida si no se busca ayuda para lograr la recuperación.
La adicción va creciendo generando primeramente un cambio interno antes de alcanzar una etapa reconocible tanto por quien la padece como por los demás. Se comienza cuando la persona experimenta un cambio en el estado de ánimo generado por consumo de alguna sustancia o por conductas adictivas, en este cambio se presenta una ilusión de control, sentimiento de bienestar e ilusión de perfección.
Las primeras experiencias de las personas que consumen o realizan alguna conducta adictiva son de gran placer e intensidad por lo que la intoxicación es profunda, éstas traen con sigo el descubrimiento de que a través de la relación con objetos o actividades hay un cambio emocional, lo que se percibe como un alivio realizando así  la ilusión sobre la que se basa la adicción.
 El ciclo adictivo que se vive consta de buscar la ilusión del consuelo constantemente para evadir situaciones o emociones desagradables, el cuál no se busca con relaciones interpersonales sino con consumo de sustancias o conductas adictivas, que a su vez posteriormente del consumo o actividad genera sentimientos negativos (dolor) y pueden presentarse consecuencias físicas, sociales, familiares, económicas, legales, etc, lo que lleva nuevamente a tener una necesidad de consumo o actividad para mejorar su estado emocional.
En esta etapa comienza la creación de una personalidad adictiva, el "YO" que representa el lado humano de la persona y el "ADICTO" que es el lado que es transformado por la adicción. Una vez establecida la personalidad adictiva el objeto inicial de consumo (alcohol, marihuana, cocaína, etc) deja de ser relevante ya que  puede ser desplazado por otra sustancia o actividad adictiva,  logrando de esta manera evadir cuestionamientos de los demás sobre la adicción.
Las personas más propensas de padecer esta enfermedad son aquellas que se les dificulta establecer relaciones interpersonales saludables, no confían en los demás y muestran pobreza espiritual (valores, creencia en un poder superior, etc).
La evolución de esta etapa consta de una pérdida de control que comienza aparecer internamente en un nivel emocional y racional más que de comportamiento, lo que genera vergueza, aunque aún no se reconoce la enfermedad, sin embargo la disminución del YO es cada vez más evidente resaltando así la personalidad adictiva. 
La lógica que maneja el adicto no toma en cuenta el daño generado a los demás sino que pone como su prioridad el consumo o conducta adictiva. Esta lógica tiene dos funciones:
1.- Mantiene a la persona aislada y enfocada en sí mismo.
2.- Aleja a las personas que amenazan su relación adictiva.
Cuando se está en esta etapa, la persona todavía es capaz de contener la adicción de tal manera que se dan pocos episodios en los que la conducta esta fuera de control, sin embargo empieza a desarrollarse una dependencia mental. 

 

Segunda etapa: 

Cambio en el estilo de vida: 

La conducta de la persona adicta es cada vez más evidente y las consecuencias negativas son cada vez más frecuentes, facilitando que lo demás noten la presencia de la adicción. En esta etapa se comienza a desarrollar una dependencia conductual.
Los comportamientos se van saliendo lentamente de control: se empieza a mentir, manipular,  alejar, culpar a otros y tratar como objetos a los demás. Los familiares se encuentran en una confusión ya que se odia a la adicción y se ama a la persona que la padece.
A través del aumento de la personalidad adictiva se pierde la capacidad de influir en los propios pensamientos y conductas, dando lugar a un vacío espiritual (pérdida de valores, falta conexión con los demás y con un poder superior) ayudando a fortalecer la enfermedad.

 

Tercera etapa:

Rompimiento de vida:

Se le llama de esta manera ya que existe un punto en el que la persona se derrumba: emocional, mental, espiritual y físicamente por la tensión y el dolor que provoca la adicción, es aquí donde la personalidad adictiva toma el control total sobre la persona y su ambiente. 

Se producen sentimientos de rabia, soledad, vergüenza e incluso se llega a considerar intentar quitarse la vida. En esta etapa es imposible desprenderse de la adicción por sí mismo, se desconoce un estilo de vida diferente por lo que se está condenado a vivir de esta manera al no adoptar nuevos hábitos en su vida.

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